domingo, 14 de octubre de 2007

Versos edulcorados para dormir a Eunice.


¿Cómo puedo llegar victorioso hasta sus ojos,
sin ahogarme en cien praderas verdes?
Me dijo que había olvidado donde nace el viento,
Le recordé que el viento no nace en ninguna parte,
un amigo le contó que tampoco tenía dueño.

Sonrío atento, mientras un montoncito de almíbar me susurra el oído.
Un botón de azúcar le gobierna las mejillas.
Más abajo un corazón se ha pintado de no.
No siempre estuvo allí, a veces se teñía de verde oliva.

Una pregunta sonámbula vuela en medio de la corriente:
¿Quién nacerá en esto que osamos llamar mundo?
Obnubilado, veo que el unicornio se ha negado a nacer.

Agacha los ojos,
ocho ideas se la han enredado en un esquina rota,
el grafito aún no las conjura…
más tarde, cuando le muerda la punta a la pereza
volverá sobre ellas.

2 comentarios:

Daniela dijo...

A la puta!
Al fin encontré al culpable de semejante creación...
Saludos amiguito,

Roberto Herrera dijo...

No se haga la mae, ya Eu le habia contado.