sábado, 29 de diciembre de 2007

Ángeles del fin.


Para Carito, la belleza de lo que no se vuelve a ver.
Para Marik, Gaby y Tiz, el aguante antes del fin.


¿Cómo se ve un ángel que anuncia el final?
Una noche que recuerda todas las noches, todos los romances furtivos.
Tres guardianas del siempre permanente ponerse en pie, del nunca olvidarse de sí.

Algunas noches se logran ver esos ángeles, que besan y arrazan,
feroces como quinientas noches más, cálidas como los rayos que nos ven amanecer.
Como la sonrisa cómplice de un autógrafo.

No siempre logramos vencer, no siempre somos guerreros,
lo más importante fue el juramento que veríamos el final.

Ángel azabache, cabellos y ojos,
el canto de toda una noche,
seguro que todos somos parte de este gran viaje.

Una conciencia que se pierde, desvanecida en la noche que nos recuerda el final.

Una andanada por resistir, el ángel se hace sirena, no siempre atendemos sus llamados.
¿Será que hoy empieza un nuevo camino? ¿Al final, todo vuelve a empezar?

Lo irreal, lo que no olvida la noche que recuerda a todas las noches, es que un ángel cante sobre otro ángel.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

El monte ya no llora


Para Parmenio Medina.


Hay días que los montes lloran,
como cuando murió Juan González.
Algún policía dijo que la guerrilla había muerto con él.
-Hoy, por lo menos hoy, los montes no lloran, Tío Raúl-
Me dije mientras esperaba la sentencia.

Hoy postergamos un segundo el luto.
Te han hecho justicia (a su manera claro).
Cantamos contigo Parmenio, descansa en paz.

Hoy, por lo menos por hoy, te hemos vengado un poco.
Largo y arduo es nuestro camino. (Vos lo sabías, Parmenio).

Mañana, por la mañana, estos, nosotros,
los que nos quedamos sin vos cuando te fuiste,
Quienes nos sumamos desde nuestra infancia a tu escuadrón anti chorizo,

Los que nadie sabe de donde somos,
Los que no quisimos decir: Yes.
Los que el hambre nos llena de vergüenza las entrañas.

Nos veremos las caras y nos recordaremos,
que aún no termina la venganza.
Nos quedan muchos por vencer,
mucho por erradicar.

Mañana por la mañana, Parmenio
recordaremos eso domingos,
recordaremos a quienes te mataron:
La Cruz, La Espada y el Capital.

Pero hoy, tal vez solo por hoy,
los montes, por un segundo,
ya no lloraran más.

Mi amiga "punky"


Presentación y homenaje.

En este blog solo he publicado poemas propios, en algún sentido es una voz interior.
He dicho que el infierno de los demonios, es saber que somos muchos y no poder encontrarnos, ni reconocernos.

A veces somos tan esquizofrénicos, que sabiendo que somos, solo nos reconocemos bajo la vergonzosa mediación del papel, de la corriente eléctrica.

Hoy me gustaría publicar algo que no es mío, y no puede ser más que un homenaje.
El Viernes 14 de diciembre de 2007, una amiga “punky”, con quien tengo una relación más bien política (aunque ambos sabemos que somos miembros frecuentes de la imprenta del infierno) escribió un poema que yo encuentro bellísimo (que para el preciosismo insoportable que cargo hacia la literatura es mucho decir)

Los dejo si mas con el poema.

Diciembre


Cruel,

cínico,

violento,

asesino.

Es el bizarro del consumo y el estrés

la consumación de mi ideal de absurdo.

Veo lucecitas y me burlo de sus colores,

sus sabores,

sus osesiones,

sus precios y desprecios,

sus compulsiones,

su abandono propio,

de su historia y su no-ciencia.


Me río hasta llorarde sus contradicciones.


Vengativo, por demás.

Convierte mis carcajadas en puñaladas frías de recuerdo.

Trae consigo el dolor constante de la soledad,

el frío incesante de los besos no recibidos,

la confrontación con las sonrisas del pasado,

el olor de los abrazos faltantes,

el eco antiguo de los versos escuchados...

El aire de las fiestas lo envuelve todo y la madición de los duendes navideños,

cae sobre quienes estamos sol@s...



A ratos es inevitable que duela.

martes, 18 de diciembre de 2007

El corazón de Farabundo.


¿Es verdad negro que todos nacimos medio muertos en 1932?
Apenas si te conozco y tu vida es el rumor del mundo,
La leyenda de una leyenda que camina entre nosotros,
para recordarnos que no estamos hechos de tu madera.

¿Te extinguiste acaso, Como esos árboles que contaba mi abuelo?
(¿Sabías Negro, que podrías ser el padre de mi abuelo?)

Dicen que eras incansable, pero que nunca pudiste hablar en público.
¿A que le temías Negro? ¿Qué se movía en tu corazón?

Vos, Negro, al igual que tu patria (que no es tu patria, sino la patria
de tus asesinos) sos el gorrión que canta entre fúsiles.

Cien volcanes hay en la cordillera: Farabundo, Modesto, Feliciano, Vicente…
Algún día he de decirte, como no volviste a nacer, como no fuiste miles.
Solitario como la estrella, que apenas aparece cuando cae la noche,
Nos recuerda el sueño de los olvidados.
Por las noches, cuando el llanto me agobia, recuerdo que tal vez,
Ahora, Tío Raúl está con vos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

La imprenta del infierno.


Para Juandi y León, porque vamos a ver el final,
por ahora solo ocupamos un hombro firme y un oído atento.


¿Quién llama a los Dioses ocultos? ¿Qué silencio milenario tenemos que guardar, para sacar de nosotros este cáliz?

Las noches se vuelven largas y lamentablemente no siempre se puede huir,
Peor aún, no podemos huir de nosotros mismos.

Por eso este es nuestro esfuerzo, este regalo de vida que intentamos entregar,
este paso que hace retumbar el mundo.
Solo que algunas veces, somos nosotros los muertos de nuestra felicidad.

Estos son nuestros versos salidos de la imprenta del infierno, donde el ácido corroe las buenas intenciones,
este es nuestro grito acerado, drenado con el fuego del averno, donde el metal más duro cede temeroso.

He aquí nuestra vida hermano mío!
Un puñado de sueños que hemos elegido.
Un manojo de promesas que nos hemos hecho.
Los demonios, saben que son millares, pero apenas se reconocen,
tal vez esa es la forma de vivir nuestro infierno.

Espada desenvainada contra el viento inclemente,
abatimos montañas a tiros,
finalmente Sísifo llega a la cima del monte y descansa en un remanso apacible.

El tiempo inclemente nos ha hecho nacer: demasiado lento para olvidarla por las noches, demasiado veloz para dejarnos vivir en paz.

Esta es nuestra vida hermano mío! La tarde en que llevamos a una niña rubia en Cadillac. La noche que prometimos que veríamos el fin de la historia.

Al final, sabemos que el azufre respira por nuestras venas. Que nuestra peor muerte, es saber que no vamos a morir.

viernes, 7 de diciembre de 2007

El remanso en el sendero que se bifurca


para YK, por su compañía.

¿Será verdad que la noche siempre pregunta por alguien?
Dos días, dos caminos que habitan allende la ira,
encontraron el silencio de un par de ojos atentos.

El sendero se bifurca, y nace allí un remanso inmenso, inexplorado…
Que enfría con su sombra, el ardor de la batalla que olvidamos pelear.

Allí -donde el sendero se bifurca- brota el recuerdo siempre fresco de
una noche que ya no pregunta por nadie, de un mundo que se ha negado a morir.

Al final del camino polvoriento, el horizonte se pierde en dos inmensidades:
el infinito de azul del cielo, soberano de los sueños ocultos,
la profundidad tenue de sus ojos, capaces de ahogar como el mar.

La paz de no tener historia, más que la que nace en los senderos que se bifurcan
¿Son felices los desheredados de la tierra? ¿Nada le deben a su camino?

Bajo el descampado azul,
donde el Sol apenas calienta, avergonzado de rozar la piel,
nos liberamos de dragones y princesas.

Bajo el oxido del yelmo, -donde todos saben que habitan un par de ojos negros-.
Junto a el azul inmenso de esta tregua,
descubrimos que en el mundo existe algo más que espadas y lanzas.