viernes, 7 de diciembre de 2007

El remanso en el sendero que se bifurca


para YK, por su compañía.

¿Será verdad que la noche siempre pregunta por alguien?
Dos días, dos caminos que habitan allende la ira,
encontraron el silencio de un par de ojos atentos.

El sendero se bifurca, y nace allí un remanso inmenso, inexplorado…
Que enfría con su sombra, el ardor de la batalla que olvidamos pelear.

Allí -donde el sendero se bifurca- brota el recuerdo siempre fresco de
una noche que ya no pregunta por nadie, de un mundo que se ha negado a morir.

Al final del camino polvoriento, el horizonte se pierde en dos inmensidades:
el infinito de azul del cielo, soberano de los sueños ocultos,
la profundidad tenue de sus ojos, capaces de ahogar como el mar.

La paz de no tener historia, más que la que nace en los senderos que se bifurcan
¿Son felices los desheredados de la tierra? ¿Nada le deben a su camino?

Bajo el descampado azul,
donde el Sol apenas calienta, avergonzado de rozar la piel,
nos liberamos de dragones y princesas.

Bajo el oxido del yelmo, -donde todos saben que habitan un par de ojos negros-.
Junto a el azul inmenso de esta tregua,
descubrimos que en el mundo existe algo más que espadas y lanzas.

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